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La agenda del director escolar

Un organizador de la tarea escolar

La agenda del director escolar, como una manera de organizar el trabajo, es una herramienta presentada por Cristina Leyes. En este artículo se presentan todas las características y un pdf para bajar y utilizar.

La nueva modalidad de trabajo que las instituciones escolares se han visto obligadas a adoptar ante la necesaria cuarentena decretada por el gobierno nacional, resulta un desafío para escuelas de los niveles inicial, primario, secundario y superior.

Es necesario destacar que, si bien algunas de ellas cuentan con dispositivos suficientemente desarrollados para llevar a cabo un sistema de educación a distancia, existen muchas que nunca lo han aplicado por lo que resulta una experiencia inédita.

Muchos potenciales aprendizajes pueden surgir de las nuevas prácticas y, más allá del distanciamiento social y del trabajo desde casa, el registro de las acciones encaradas es esencial para su posterior análisis, la toma de decisiones e implementación de verdaderos procesos de mejora.

Una y otra vez, autores de renombre han mencionado que los cambios no son automáticas, que son procesos que se llevan a cabo a lo largo de un tiempo, que deben ser evaluados, monitoreados y ajustados con el fin de lograr determinados objetivos.

Esta situación no escapa a lo antes enunciado, independientemente de lo inesperado del cuadro y de la inmediatez con la que fue necesario aplicar el nuevo dispositivo…o intentar generar algún plan para hacerlo de la mejor manera posible.

Los equipos de conducción tienen la ineludible responsabilidad de reorganizar el funcionamiento de las escuelas bajo una modalidad diferente. Varias son las cuestiones que hoy los interpelan, los ponen a prueba y les generan dudas, incertidumbre y preocupación.

En esta ocasión se presenta una propuesta vinculada con la implementación de la agenda del director escolar, considerada un organizador del tiempo escolar que permitiría hacer visible las acciones que los gestores de las Instituciones Escolares llevan a cabo y aseguraría la atención de “lo importante”.  La misma ofrece la posibilidad de programar el accionar y efectuar una autoevaluación semanal, continua y permanente capaz de sufrir los reajustes necesarios, sobre la marcha, a fin de garantizar el cumplimiento de la razón de ser de las Escuelas.

Serán los propios directores/as quienes deberán adecuarla a su Plan de Mejora, a las necesidades de la Escuela y al Contexto en el que ésta se encuentre inmersa.

Programar una agenda de trabajo semanal es una tarea que sólo adquiere sentido cuando sirve como un orientador, cuando se transforma en una verdadera herramienta de trabajo. Si se la confecciona sólo para cumplir con un requerimiento externo, pierde su razón de ser y puede llegar a constituirse en una pesada carga, en una pérdida de tiempo que acompañará a las tareas que, desorganizadamente y “como se puedan, si se puede…”, se efectuarán a lo largo del ciclo lectivo.

Los beneficios de contar con este organizador del trabajo son múltiples. Pueden mencionarse, a grandes rasgos, los siguientes:

  • Permite hacer un alto para pensar en lo que se hace, a diario, en las Escuelas.
  • Favorece la diferenciación entre tareas “de base” y tareas “potentes o centrales”.
  • Promueve la identificación de tareas y las vincula con las diferentes dimensiones de la gestión escolar.
  • Organiza el quehacer cotidiano.
  • Desnaturaliza la cotidianeidad institucional.
  • Favorece el aprovechamiento del tiempo escolar.
  • Jerarquiza las tareas.
  • Concientiza respecto a las tareas centrales de la función.
  • Focaliza el accionar.
  • Programa acciones puntuales y específicas
  • Contribuye en la implementación del Plan de Mejora Institucional.
  • Evita olvidos.
  • Habilita instancias de autoevaluación.
  • Posibilita que se efectúen reajustes sobre la marcha.
  • Contempla momentos de reflexión sobre la acción.
  • Mejora la calidad de la Gestión Directiva.

 El empleo de una agenda puede presentar, a su vez, algunos riesgos sobre los cuales es conveniente advertir:

  • La inacción ante situaciones emergentes   por no hallarse contemplada en la agenda prevista.
  • La pretensión de cumplir lo programado, en forma rígida y a cualquier precio.
  • La dilatación en el tiempo de actuaciones que requieren abordaje inmediato.
  • La incorporación a la agenda de absolutamente “todo” lo que hace el Director.
  • El listado del más mínimo accionar.
  • Colocar a la agenda por encima de todo y de todos.
  • Ocupar todo el tiempo y energía, en registrar.          
  • Detallar en forma excesiva.
  • Descuidar la atención sobre alguna de la Dimensiones de la Gestión.
  • Programar acciones muy generales.
  • Otros.

Queda claro, entonces, que la agenda debe ser un facilitador para el desempeño de la función directiva y que será el propio Director quién le dará funcionabilidad y le sacará el mayor provecho, cuestión que se vincula, directamente, con su postura frente a la agenda.

En primer término, es conveniente identificar qué hacen habitualmente los Directores de Escuela y en éste sentido, se pueden clasificar las tareas en:

  • Tareas “de base”.
  • Tareas “potentes o centrales”.

Las tareas a las que se denominan como “de base”, son aquellas que se efectúan a diario, para lograr el funcionamiento institucional apropiado; aquellas que realizan los Directores todos los días. Generalmente, parecen intrascendentes, pero hacen la diferencia entre un funcionamiento normal y una situación caótica y descontrolada.

Algunos podrían rotularlas como tareas rutinarias o habituales, pero se ha elegido esta denominación por considerarla más apropiada cuando se pretende desnaturalizar la cotidianeidad de las Escuelas. 

Muchas actividades estarían involucradas en este ítem.  Podrían ser, entre otras:

  • Habilitación del espacio escolar.
  • Facilitación de recursos de uso diario: libro de firmas del Personal, elementos del aula, llaves de salones, Sala de Informática o Biblioteca, la Bandera, los registros del grado, los elementos de limpieza para el Personal de Servicios, entre muchos otros.
  • Participación en la Ceremonia de izamiento y/o arrío de la Bandera.
  • Salutación diaria.
  • Control del tiempo de estudio.
  • Observaciones ocasionales.
  • Intervención espontánea en situaciones conflictivas que se presentan en forma imprevista.
  • Atención de Superiores Jerárquicos, sin anuncio previo.
  • Atención de Padres, Tutores o Encargados que se presentan espontáneamente.
  • Intervención en situaciones emergentes de índole diversa (problemas con el suministro de agua, luz o gas, con la prestación de servicios, con la disponibilidad de recursos materiales, bibliográficos, informáticos u otros, etc.)
  •  Otros.

Las tareas “potentes o centrales”, por su parte, son aquellas que hacen a la esencia de la función directiva. Responden, con claridad, a cada una de las Dimensiones de la Gestión y están directamente vinculadas con la razón de ser de la Escuela. Sobre ellas debe hacerse foco, debe centrarse la atención porque serán las tareas que se enunciarán, en forma específica, en la Agenda del Director.

El desafío consistirá en atender todas las Dimensiones de la Gestión, priorizando la Dimensión Pedagógica Didáctica o Académico- Curricular como eje central. Los demás ámbitos de la Gestión deben subordinarse a ella, dadas las particularidades de la organización Escuela. 

Múltiples y variadas pueden ser las alternativas vinculadas a la programación de la agenda del Director. Lo ideal es que cada uno la construya, le imprima su impronta y la ajuste a sus expectativas para transformarla en el organizador de su vida profesional.

Se recuerda que toda agenda se programa con antelación, siendo inútil el registro diario de acciones ya realizadas.

Es recomendable que se pueda dar cuenta del nivel de cumplimiento de las tareas previstas, a diario, sin que ello implique su aplicación rígida o una excesiva pérdida de tiempo con la elaboración de interminables informes de cumplimiento o motivos de la postergación o cancelación de la tarea.

También, se aconseja llevar adelante una autoevaluación semanal que permita analizar la labor, reajustar el accionar y sacar conclusiones sobre la viabilidad y efectividad de lo planificado. Permitirá, también efectuar una mirada retrospectiva para determinar los progresos, retrocesos, beneficios u obstáculos que se han presentado a lo largo de un determinado período.

Se presenta, a continuación, el formato de un modelo de agenda para una semana de trabajo, siguiendo los criterios que se han expuesto con antelación.

agenda-del-director

Este aporte queda sujeto a los reajustes que cada directivo efectúe en función a sus necesidades, a la realidad en la que se encuentran inmersos los miembros de la comunidad educativa y a las posibilidades reales de interconexión.

Se considera que es clave que los equipos de conducción dejen registro de su accionar en el marco de la educación a distancia dada las características de la modalidad, que efectúen seguimiento y monitoreo constante sobre el accionar de los docentes bajo su dependencia sin olvidar que siempre son los últimos responsables del éxito o fracaso de las líneas de acción encaradas.

Se insiste con el hecho de dejar registro porque ello permitirá rendir cuentas del trabajo efectuado, revisar las decisiones tomadas, evaluar resultados obtenidos y rectificar sobre la marcha para mejorar las propuestas, pero además protege al propio directivo y a los agentes bajo su dependencia, demostrando el tiempo dedicado al desempeño de funciones y su alcance.

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