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Educación e Inclusión ¿van de la mano?

Los estudiantes varían en su destreza con diferentes formas de representación – ambos verbal y no verbal. El vocabulario que puede agudizar y aclarar a un estudiante puede confundir y extrañar a otro. Una imagen o un dibujo que tiene un significado para unos estudiantes puede llevar un significado muy diferente para otros de distinta cultura o ambiente familiar. El resultado es, que las desigualdades aparecen cuando la información es presentada a todos los estudiantes a través de un solo modo de representación. Esto a lo que hacemos referencia se ve complejizado cuando hablamos de niños o adolescentes con discapacidad.
Es menester propiciar el despliegue de la singularidad simbólica – imaginaria de cada sujeto que aprende. Como así también respetar y saber que los tiempos y la forma de apropiarse de los contenidos son de cada alumno y no del docente.
Uno de los grandes dilemas de la educación inclusiva es cómo conciliar una enseñanza atenta a la diversidad y a los procesos individualidades de aprendizaje con una evaluación igual para todos. Estamos de acuerdo que uno de los desafíos que se nos plantea es como pasar de una evaluación centrada en los déficits del alumno/a (enfoque médico) a un planteamiento educativo que sustentara el proceso de enseñanza aprendizaje y que considerara el contexto educativo en el que los estudiantes se desarrollan y aprenden.
Hoy día nos encontramos con un sistema educativo que está lleno de valores y teorías que en su discurso dicen ser superadoras, pero cuando reflexionamos sobre las prácticas nos encontramos con realidades múltiples.
Al pensar la educación automáticamente se nos vienen a la mente los siguientes conceptos; integración – inclusión y en exclusión – segregación.
De acuerdo con Rattazzi (2018) “En cuanto a lo educativo, la exclusión se puede encontrar en distintos grados, desde la total falta de acceso al sistema educativo” (p. 97).
Un claro ejemplo del modelo educativo alineado con el modelo biomédico es el que Rattazzi (2018, p. 99) describe acerca de la estructuración de las escuelas de educación especial las cuales son clasificadas según diagnósticos. Encontramos de esta manera las llamadas, escuela para “motores”, escuela para “ciegos”, escuela para “sordos”. De esta manera, el sistema educativo está dejando sin respuesta a muchos niños que no encajan en estas clasificaciones o diagnósticos.
El concepto de integración se relacionó con el de normalización. En principio esto fue un paso en lo que respecta a los derechos de las personas. Pero no dio solución a la problemática ya que este principió alude que es la persona la que debe adaptarse al medio. Por el contrario el concepto de inclusión hace hincapié en que lo que debe adecuarse el entorno a la persona y no al contrario.
En consonancia con esto Alexia Rattazzi (2018):
En estas lógicas (exclusión-segregación-integración), es la persona la que no puede con lo propuesto, la que no encaja. Las explicaciones recaen en la persona reforzando una valoración negativa hacia esos alumnos, que se extiende a la familia, hacia un grupo y repercute socialmente
Con la lógica de la inclusión se contempla el acceso igualitario (poder estar), participación y sentido de pertenencia. La enseñanza se adapta a los alumnos y no estos a la enseñanza; las acciones van dirigidas principalmente a eliminar o minimizar las barreras físicas, personales o institucionales que limitan las oportunidades de aprendizaje, el pleno acceso y la participación de todos los estudiantes en las actividades educativas. (p. 103)

Es un hecho que año tras año crece de la cantidad de pacientes “sociales” en los hospitales de niños de la ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esto niños no presentan patologías médicas, sino que se internan por falta de contención familiar, no tener un sitio en el cual vivir de forma estable, adicciones y/o estar judicializados. En un sentido más amplio el abordaje de la temática acerca de la inclusión, como decíamos antes, es mucho más complejo y nos llama a repensar nuestras propias prácticas docentes, ya que la población en las escuelas cada vez más presenta una necesidad afectiva -vincular primaria más allá de los contenidos curriculares. Esto nos interpela a tener un rol esencial en la formación y el desarrollo de los alumnos.
Con esto damos cuenta de la inclusión – exclusión social, y nos lleva a reflexionar acerca de la inclusión – exclusión una vez más con una mirada social.
Para concluir sostenemos que la Educación Inclusiva excede la temática de la discapacidad. En este sentido, la inclusión es un conjunto de procesos sin fin, implica reflexión y acción permanente desde el sistema y, como todos conformamos el sistema, todos debemos reflexionar y accionar para propiciar la participación de todos.

Bibliografía
Rattazzi, A. (2018). Lo que no te contaron del Autismo. Buenos Aires: Bonum
Guia para el diseño universal del aprendizaje (DUA).
Boltrino P. (2010). Arte y Diversidad. Madrid: Ediba.
La Diversidad Bajo Sospecha .Reflexiones sobre los discursos de la diversidad y sus implicancias educativas.Silvia Duschatzky Carlos Skliar

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