Implementar la Evaluación Formativa en las Instituciones Educativas
La evaluación es un elemento central en la práctica docente. Es un instrumento que permite monitorear, mejorar y alcanzar niveles óptimos en el aprendizaje de los alumnos. Por lo tanto, la evaluación es primordial ya que es el único modo de saber, de forma directa, si lo que se enseñó fue aprendido por los educandos. En este sentido es válida la opinión de Wiliam (2009) “la evaluación es el puente entre la enseñanza y el aprendizaje” (p.15). En la actualidad, consideramos que hay preponderantemente dos estilos o modos de Evaluar a los alumnos en las instituciones educativas: Evaluación Formativa y Evaluación Sumativa. En un principio podemos decir que, si un docente sólo se limita a una conclusión sobre el alumno evaluado, como la de promoción al año inmediato superior o no, a la asignación de una calificación u otra, estamos hablando de Evaluación Sumativa. Pero, si el resultado se emplea para orientar al alumno para que mejore su aprendizaje, a la par que sirve para mejorar o corregir al docente para contribuir a la mejora del alumno, estamos en presencia de la Evaluación Formativa o de proceso. En lo que sigue a continuación describiremos los contrastes de ambas modalidades de evaluación y las dificultades para implementar la modalidad formativa en las instituciones educativas.
La evaluación formativa se utiliza para comprobar el grado de comprensión de los estudiantes y a partir de allí, poder planificar el diseño más apropiado de aprendizaje. Por eso, esta modalidad es llamada también evaluación de proceso, ya que permite tomar acciones en el inicio, en la mitad y el fin del proceso de enseñanza aprendizaje. Esto es así porque la información obtenida mediante esta modalidad guía las acciones hacia la exploración de distintas vías para alcanzar mejoras en los aprendizajes. También esta información debe permitir nutrir el modelo instruccional para responder a las necesidades de los alumnos. Esta modalidad de evaluación utiliza proyectos y rúbricas de evaluación, por ejemplo. Mientras que la evaluación sumativa (o tradicional), proporciona a los docentes y a los alumnos información sobre el nivel de logros alcanzados en un contenido de aprendizaje concreto. El objetivo es evaluar el aprendizaje del estudiante al finalizar el proceso de enseñanza aprendizaje comparando sus resultados con un estándar o media de un grupo, ya que termina siendo una nota la que evalúa el desempeño de los alumnos, según sea alta o no. Definiendo quien promueve y quien no de acuerdo con el promedio obtenido (marca), resultado de las calificaciones obtenidas en cada trimestre. Se realiza al término de una etapa del proceso de enseñanza-aprendizaje para verificar los resultados. Pone el acento en la recolección de información y la construcción de instrumentos, lo más fiables posibles, que permitan medir los conocimientos a evaluar; para luego poder determinar si se lograron los objetivos planificados. Para lo cual, un ejemplo serían los exámenes parciales o finales.
Cowie y Bell (1999) identifican a la evaluación formativa como “el proceso usado por los docentes y estudiantes para reconocer y responder al aprendizaje de los alumnos en orden a mejorar ese aprendizaje, durante el aprendizaje” (p.32). Que también sea llamada evaluación de proceso, se debe a lo que señala Shepard, Hammerness, Darling-Hammond y Rust (2005) cuando mencionan que esta modalidad de evaluación es llevada a cabo durante el proceso instructivo de los alumnos, con la finalidad de mejorar la enseñanza y el aprendizaje. Donde será una forma de evaluar frecuente-participativa de la evolución y la comprensión de los alumnos para que se puedan identificar las necesidades de los estudiantes y ajustarlas al proceso de enseñanza-aprendizaje. Por lo tanto, la evaluación formativa tiene que informar sobre el aprendizaje de los alumnos a los profesores y directivos para orientar la planificación de la enseñanza y que poder retroalimentar a los alumnos sobre los avances para acompañarlos a establecer mejoras en su desempeño para alcanzar los objetivos propuestos. Andrade (2010) agrega que la esencia de la evaluación formativa es, justamente, la acción de informada. Importante es destacar lo que explicitan Broadfoot, Daugherty, Gardner, Gipps, Harlen, James y Stobart (1999) sobre los factores claves que inciden en la mejora de los aprendizajes a través de la evaluación formativa. Argumentan que son cinco: -Que exista un suministro efectivo de retroalimentación con los alumnos. -Que los alumnos se involucren de manera activa en su propio aprendizaje. -Que haya un ajuste de la enseñanza considerando los resultados de las evaluaciones que se vayan realizando. -Que haya un reconocimiento de la fuerte influencia que genera la evaluación en la motivación y autoestima de los alumnos, lo que influye en el aprendizaje. Y, por último, que los alumnos sean capaces de autoevaluarse y comprendan cómo deben mejorar
Hoy en día se reconoce que el enfoque formativo tiene un impacto más positivo que el sumativo. Aunque no es fácil su implementación por parte de los docentes, ya que la evaluación sumativa es un método tradicional de evaluación y que forma parte de pràcticas profundamente arraigadas entre los maestros. Y cambiar esas prácticas es impactar sobre la gramática escolar. Este término fue propuesto por Tyack y Tobin (1994) y hace mención al conjunto de reglas y pràcticas que organizan e inciden en la labor del docente en la escuela. Los autores abundan argumentando que la gramática escolar tiene un carácter perdurable, lo que se manifiesta en la naturaleza estable y resistente al cambio de ciertas prácticas dentro de la escuela. Se puede ejemplificar como la forma en que las cosas siempre han sido, y tiene una función prescriptiva ya que determina como deben hacerse las cosas. Esto, finalmente genera que las formas institucionales, así establecidas, se van fijando hasta que llegan a ser interpretadas como los rasgos indiscutibles de una escuela. La evaluación sumativa, es parte de la gramática escolar. Es la forma tradicional del modo de evaluar a los alumno.
Una posible propuesta para implementar la Evaluación Formativa en una institución escolar (en CABA, por ejemplo) seria, en una primera etapa, en el Ciclo Básico de la Educación Secundaria: 1er y 2do año; para que una vez afianzado, se comience a implementar en la Educación Secundaria Orientada: 3er, 4to y 5to año. Éste se considera como una unidad académica, formado por el primer y segundo año. Propone, a partir de la planificación curricular, la organización de la propuesta de enseñanza y aprendizaje (respetando el Diseño Curricular) para transformar las trayectorias escolares en procesos significativos. La planificación se introduce como una herramienta obligatoria, estratégica y pedagógica. Sus componentes se encuentran vinculados al para qué y qué enseñar, cuándo enseñar, cómo enseñar, y también el qué, cuándo y cómo evaluar.
Se planifica en cuatro cuatrimestres. Cada ciclo lectivo se organiza en dos cuatrimestres, a su vez divididos en bimestres. En cada bimestre, se realizarán, como mínimo, tres actividades que serán calificadas de manera conceptual. Al finalizar el primer y el tercer bimestre, la calificación será conceptual – cualitativa: Insuficiente, Inicial, Suficiente, Avanzado, Destacado. Se realizará un informe de avance para el estudiante y la familia, donde reflejará el avance de los estudiantes en relación con el logro de los objetivos de aprendizaje y al desarrollo de capacidades. Esta información deberá generar dispositivos y estrategias de acompañamiento a las trayectorias escolares. Y al finalizar el primer y tercer cuatrimestre, también se realizará un informe cuatrimestral a la familia y al estudiante, habrá una calificación numérica a partir de las evidencias y del informe.
La última calificación del cuatrimestre será cuantitativa (numérica en un rango de 1 a 10). Se generarán dispositivos y estrategias de acompañamiento a las trayectorias escolares. La promoción al finalizar el segundo y el cuarto cuatrimestre será mediante una calificación final ponderada que, a partir de las múltiples y variadas evidencias, definirá si el alumno continúa en el período de orientación y evaluación de DIC/FEB. Una vez finalizado el período de orientación y evaluación de febrero, habrá una reunión de docentes para una evaluación colegiada con una mirada integral de los alumnos que posibilite definir, en caso de ser necesario, los dispositivos y estrategias de avance y de permanencia. El estudiante que no acredite 3 o más espacios curriculares deberá permanecer en el mismo año profundizando los saberes acreditados y recuperando los no acreditados.
Algunos de los instrumentos de evaluación podrían ser rúbricas, portfolios, trabajos prácticos, presentaciones, producciones escritas. Una vez por cuatrimestre, se realizará un trabajo interdisciplinario entre dos áreas (en el caso de Matemática, a realizarse con el área de Biología), y considerando los contenidos de la planificación cuatrimestral. Esta calificación se tomará en cuenta en ambas áreas. Importante destacar que antes de finalizar cada cuatrimestre se implementará el Proyecto de Intensificación de Aprendizaje (PIA), con el fin de afianzar y reforzar los contenidos trabajados en los alumnos.
El equipo de profesores de cada área evaluará al estudiante en forma colegiada a través de una rúbrica teniendo en cuenta el desarrollo de las aptitudes definidas en el diseño curricular. El PIA no necesariamente tiene que ser durante la última semana del cuatrimestre. El 2do PIA integra todo el proceso del 1er y del 2do cuatrimestre. Si un estudiante no alcanzara los objetivos, continuará trabajando durante ese período. Si los hubiera alcanzado, se le propondrán tareas a fin de profundizar su aprendizaje. Dado que la última calificación es anual, si un estudiante en el segundo cuatrimestre obtiene una nota igual o mayor que 6, promueve la materia. Por ejemplo, si en 1er cuatrimestre fue calificado con un 5 y en el 2do con un 6, promueve la materia. Será fundamental destacar que el acompañamiento y el seguimiento de los alumnos para monitorear el rendimiento académico y las actidudes-comportamientos, serán llevadas a cabo por los Orientadores y el Departamento de Alumnos, que trabajarán en red con profesores, directivos y familias.
Esta propuesta prevé una mayor intervención durante los procesos formativos para que puedan identificarse problemáticas que podrían interferir en el proceso de aprendizaje antes de que estas se evidencien en los resultados finales de las evaluaciones tradicionales. Esto supone una mejora escolar, ya que es mejor intentar aplicar este esquema, que intentar buscar soluciones luego de la obtención de malos resultados. De esta manera, surge el desafío de replantear la gramática escolar, en la que el Ciclo Básico se constituye en una Unidad Académica que propone, a partir de la planificación curricular, la organización de la propuesta de enseñanza y aprendizaje (respetando el Diseño Curricular) para transformar las trayectorias escolares en procesos significativos. La planificación se introduce como una herramienta obligatoria, estratégica y pedagógica. Sus componentes se encuentran vinculados al para qué y qué enseñar, cuándo enseñar, cómo enseñar, y también el qué, cuándo y cómo evaluar.
Por último, cuando se evalúa desde esta perspectiva se pone el foco en la enseñanza del alumno. A diferencia del estilo tradicional, las evaluaciones formativas no tienen un tiempo determinado en el que se ejecutarán, lo que permite a los profesores adaptar sus lecciones y evaluaciones a las necesidades de sus estudiantes. Son fáciles de implementar debido a su flexibilidad, lo que permite reducir el tiempo de preparación de los docentes y el tiempo de corrección. También, este enfoque evaluativo permite informar sobre el plan de estudios, lo que genera que el profesor pueda elegir pasar más tiempo en un área específica en la que muchos estudiantes tienen problemas, o pasar menos tiempo en un área con la que la mayoría de los estudiantes se sienten cómodos. Y proporcionan oportunidades para que los maestros evalúen su propio desempeño. Los resultados de dicha evaluación pueden revelar debilidades o fortalezas en la enseñanza. Por todo lo detallado anteriormente, esta modalidad de evaluación es la que más se adecua a las necesidades y demandas de los niños, jóvenes y adolescentes del siglo XXI.
Mg. Damián Pezzenati
BIBLIOGRAFIA
– Andrade, Heidi L. (2010). “Summing up and moving forward: Key challenges and future directions for research and development in formative assessment”, en Andrade y Cizek, 2010, cap. 20, pp. 344-351.
– BROADFOOT, P. M., DAUGHERTY, R., GARDNER, J., GIPPS, C. V., HARLEN, W., JAMES, M., et al., Assessment for learning: Beyond the blackbox. Cambridge, UK: University of Cambridge School of Education, 1999.
– COWIE, B., & BELL, B., A model of formative assessment in science education. Assessment in Education: Principles, Policy, and Practice, 6(1), 1999.
– SHEPARD, L. A., HAMMERNESS, K., DARLING-HAMMOND, L., RUST, F., SNOWDEN, J. B., GORDON, et al., Assessment. In L. Darling-Hammond & J. Bransford (Eds.), Preparing teachers for a changing world: What teachers should learn and be able to do. San Francisco, CA: Jossey-Bass, 2005.
– Tyack, D. y Tobin, W. (1994).The “Grammar” of Schooling: Why Has it Been so Hard to Change? [La “gramática” escolar: ¿Por qué ha sido tan difícil de cambiar?] American Educational Research Journal, 31(3), 453-479. doi: http://dx.doi.org/10.3102/00028312031003453
– Wiliam, Dylan (2009). Una síntesis integradora de la investigación e implicancias para una nueva teoría de la evaluación formative. Archivos de Ciencias de la Educación. Año 3, N° 3, 2009, pp.: 15-44
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