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El acceso a la literatura como derecho

La lectura comprensiva como herramienta constructora de sujetos críticos

El poder de la palabra. El poder de la palabra desde la literatura. El poder de la literatura que trasciende y atraviesa la puerta de cualquier institución educativa. El acceso a la literatura como derecho, tal como lo establecen las leyes referidas a la educación. 

   Diversas evaluaciones  e informes manifiestan que los alumnos del nivel secundario evidencian dificultades para acceder a la lectura comprensiva, como habilidad personal y a la literatura, como herramienta de poder en función de la construcción y el desarrollo del sujeto cultural que la escuela debe promover. 

   Desde una mirada docente, se pretende identificar cuáles serían las posibilidades y oportunidades propias en la dimensión institucional sobre las que se puede y se  tiene que reflexionar e intervenir para hacer fructífera esta instancia. El tema que acá se plantea presenta múltiples aristas por lo que es pertinente reflexionar sobre cada una, paso a paso, palabra a palabra, capítulo a capítulo. No es oportuno querer abarcar todos los frentes que el tema presenta porque no es posible hacerlo con verdadero sentido y responsabilidad.

   También los docentes se manifiestan con ciertas carencias respecto a cómo manejar, enseñar, y proyectar algunas habilidades y conocimientos para el desarrollo de proyectos en contexto que permitan entender el carácter fundante de la literatura, como un espejo donde el estudiante se identifica por empatía o rechazo, conoce, aprende y accede a la memoria social e histórica narrada por otros. Hay que considerar una crítica significativa, y es aquella, que narra sobre “no poder enseñar lo que no se ha aprendido o experimentado”. Aspecto no menos importante y determinante para la situación que convoca.  

   Si se hace un breve repaso histórico, -realmente breve-, sobre literatura, se puede contextualizar en Argentina y durante los últimos años, dos líneas de acción en cuanto a la política educativa sobre la literatura; por un lado, las Campañas Nacionales de Lectura y por el otro, el Plan Nacional de Lectura “Argentina Crece Leyendo”. El actual contexto social atravesado por el aislamiento social, preventivo y obligatorio ha puesto nuevamente sobre el tapete la cuestión literaria, sus fuentes, el acceso, el uso y la dinámica con que se aborda la misma desde la escuela; cuando hay posibilidad y cuando no. Y cuando esas posibilidades se conjugan con la de los estudiantes en sus hogares.

   Entonces, se desprenden diversas inquietudes, que no encontrarán respuestas acabadas pero que sirven para la invitación que este artículo promueve; y es la de pensar y razonar para una práctica más efectiva. Quizá desde los estudiantes es oportuno preguntarse ¿qué idea tienen sobre la literatura? ¿qué eligen leer y por qué? Desde la institución escuela ¿qué prácticas reales de aprendizaje sobre lectura y acceso a la literatura ofrece? ¿cuánto tiempo efectivo se dedica a dichas prácticas? Desde los docentes ¿de qué forma elaboran y llevan a cabo las prácticas de lectura y el abordaje a la literatura? ¿qué criterios se tienen en cuenta para la elaboración de mencionadas prácticas? 

    Acceder a la literatura, implica la práctica de la lectura y la habilidad de leer… la lectura como fenómeno social tiene casi dos siglos en Europa y un poco menos de cien años para la población de América Latina. Hasta 1800, quienes sabían leer y escribir representaban una minoría mundial; las grandes transformaciones sociales hasta aquellos años no fueron llevadas a cabo por sujetos lectores o escritores. Sin embargo, los cambios drásticos e irreversibles producidos en el ámbito de la lectura y la escritura son innegables. Para las nuevas sociedades pertenecientes a un mundo, que fue definido como globalizado y atravesado por un sistema capitalista en expansión, la lectura y la escritura representaron una necesidad. El actual contexto trae un desafío más, que no es simple ni fácil de definir, que aún se presenta incierto para la búsqueda de respuestas; pero que seguramente cuenta con las certezas que permitirán avanzar. Hay que mirar las nuevas tecnologías, el acceso o no que se tiene a ellas para acercarse a la literatura, el desempeño y la finalidad de las fuentes que ofrecen literatura, la competencia con otro tipo de literatura que ofrecen las redes como “los videojuegos” y un conjunto derivado de esta realidad que promete diversos y nuevos desafíos. 

   En la actualidad, desde las políticas educativas, la lectura va desde una práctica individual transformadora a una herramienta para las necesidades emancipadoras de las personas, cabe recordar que la inequidad cultural es funcional a la desigualdad social. Se viene de un paradigma social caracterizado por el mercado, que determinó el estilo y el uso de una lengua simplificada, plana, veloz; un instrumento de reducción extrema de la experiencia y de la subjetividad, considerado por los estándares de rendimiento comunicacional. El mercado le da forma a la manera de pensar, genera ideología, y ésta se manifiesta a través del uso –o no- de la lengua, conforme a un mercado que se percibe de forma poco significativa, intensa o crítica. El uso acotado de la lengua es el uso acotado del pensamiento. Las palabras ya no pretenden tener un referente cierto. Se ocupa hoy mucho menos del poder denotativo de la palabra para prestar atención a su poder para connotar. 

   El plan y la estrategia que son llevados a cabo para acceder a la literatura permiten conquistar un derecho de todos. Bajo la mirada actual de la educación como derecho de todos, la ley fija posicionamientos claros al establecer los fines de la educación que plasman en la norma los principios pedagógicos y entre mencionados fines manifiesta el propósito de fortalecer la centralidad de la lectura y la escritura como condiciones básicas para la educación a lo largo de toda la vida, la construcción de una ciudadanía responsable y la libre circulación del conocimiento, entre otros. Se lee para aprender a contemplar desde la intensidad de todo aquello que acomoda e incómoda al ser humano, desde las diversas perspectivas que atraviesan la vida: económica, política, social, cultural, etcétera. La literatura es un bien que pertenece a todos, ella vive de los modos de decir, sentir, pensar de una sociedad y no solo de un sector. Acceder a la literatura pone en entredicho el esquema tradicional de la comunicación; es un modo de ampliar los alcances del pensamiento y las fronteras de la subjetividad, constituye una práctica activa y movilizadora. 

Analía Rocío Leiva
Maestra de Grado- Profesora de Lengua y Literatura- Licenciada en gestión Educativa- Diplomada en Gestión Institucional- Diplomada en Periodismo Digital

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