Evaluaciones trimestrales: Guía para su visado

En este artículo, Cristina Leyes presenta una guía para el visado de las evaluaciones trimestrales que incluye un ejemplo de uso en la práctica.

Las Pruebas Trimestrales y/o las evaluaciones de comprobación parcial forman parte de un proceso integral de evaluación. Nunca debe ser considerada como el único elemento de juicio para calificar al estudiante. Por ello, estas pruebas deben  ser analizadas a la luz del desarrollo de un proceso de enseñanza –aprendizaje, en vinculación con una serie de acuerdos institucionales relacionados con el enfoque que se ha decido imprimir a la enseñanza, a  las estrategias y metodologías aplicadas en instancias áulicas,  al tipo de actividades propuestas por el docente durante la implementación de las secuencias didácticas llevadas a cabo, con el desarrollo equilibrado de los distintos bloques o ejes correspondientes a cada asignatura, con las instancias previas a la evaluación, entre otros.

Se debe tener en cuenta que una vez administradas se constituyen en un documento que se hace público, que llega a los hogares, que son minuciosamente analizados por los padres. Por eso y porque es lo que se debe hacer, es importante que estén bien formuladas, que presenten un desarrollo lógico, que las actividades propuestas permitan dar cuenta de lo que aprendieron los alumnos durante ese período.

Las pruebas trimestrales deben ser visadas por el Director/Vicedirector de la Escuela. Ese hecho transforma a la figura del Gestor Institucional en co-responsable, en garante de la idoneidad del instrumento. Por lo tanto, es importante prestarle atención, asegurar que queden registradas, por escrito, las observaciones que se efectúan sobre los modelos presentados y garantizar una devolución adecuada al docente responsable.

En las Escuelas que poseen una planta funcional importante, llevar adelante el visado de las pruebas trimestrales es una tarea titánica y condicionada por los tiempos.

La guía para el visado que se propone, es una herramienta útil, de fácil aplicación, que da la posibilidad de aplicar el mismo criterio en todos los análisis encarados, que evita el olvido de cuestiones esenciales y que brinda al directivo la tranquilidad de saber que pudo transmitirle al docente, sus observaciones, de una manera objetiva.

El análisis del aspecto “por materia”, se debe ajustar a cada asignatura y sería conveniente esbozarlo en forma conjunta.  Siempre se debe tener en cuenta lo que se pretende evaluar por lo que basta un ejercicio para darse cuenta si el alumno aprendió. Resultan tediosas aquellas evaluaciones trimestrales donde se dan múltiples ejercicios que tienden a evaluar exactamente, lo mismo.

Hay que tener en cuenta que la extensión de la evaluación no garantiza excelencia y que el estudiante necesita un espacio apropiado para responder cada consigna.                              

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En éste caso se suministra un modelo para el análisis de evaluaciones del área de lengua, pero se pueden configurar modelos base para cada asignatura.

Resulta un ejercicio sumamente interesante, requerir a los docentes la selección de las mejores evaluaciones y sobre ellas, aplicar el instrumento. Con toda certeza que las sorpresas serán muchas y permitirán iniciar un camino hacia la excelencia desde la convicción que existen intenciones de mejora y superación. También es aconsejable que sean los propios docentes quienes enriquezcan el instrumento con aportes que, desde su propio punto de vista, resulten más indicados y relevantes.

Una vez consensuado, el directivo podrá aplicarlo de una manera fácil y práctica.

Siempre es conveniente confeccionarla por duplicado, de manera tal que una, debidamente conformada, se le entregue al docente y el otro ejemplar sea archivado para futuros análisis y toma de decisiones.

Se adjunta un modelo de la guía aplicada en una situación de evaluación real.

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