Lectura

Iniciar la alfabetización en el Nivel Primario

El desafío de lograr aprendizajes significativos

Cada año miles de estudiantes ingresan al Nivel Primario manifestando su entusiasmo por sumergirse en el maravilloso mundo de las letras, con sus cuadernos nuevos, las cartucheras llenas de materiales listos para crear. La mezcla de emociones entre lo nuevo, lo desconocido, los relatos familiares del nivel y los propios sueños de emprender una nueva aventura. Así, aprender a leer y escribir se convierte en su principal meta. Sin embargo, con el paso de los días esa energía inicial se transforma en angustia ante lo inexplorado; el miedo al fracaso da paso a la frustración de los escolares y de las familias, también, que muchas veces no saben cómo ayudar a sus hijos e hijas. 

Como consecuencia aparece el desprecio a las “tareas” y el ferviente deseo de volver al jardín, donde, para los nuevos estudiantes, todo era más placentero. La lucha de los niños por superarse se desvanece ante los miedos de no cumplir con los objetivos y las propuestas planteadas por los docentes.

En este contexto es primordial lograr un modelo alfabetizador didáctico equilibrado, cultural y sistémico que permita la trasposición de un nivel a otro con una articulación de contenidos que contemple y mantenga, en un principio, el vínculo afectivo con el jardín para conseguir un aprendizaje significativo. Presentar los nuevos conocimientos sin provocar frustraciones en quienes transitan esta etapa alfabetizadora y se enfrentan al mismo tiempo a modos ajenos de vivir la escuela es el punto de partida. 

 “La lengua escrita es una segunda lengua que debe aprender el alfabetizado y que es un objeto de conocimiento que no está preformado como tal en la mente del sujeto” Sara Melgar y Graciela Alisedo (2005). Lo sustentan, también, las Ciencias Cognitivas que testifican que un cerebro alfabetizado se ha modificado y ha aumentado su poder de almacenamiento. Los sujetos involucrados en este proceso son: un sujeto que aprende: curioso, activo, con la capacidad de hablar y escuchar una lengua, preparado para apropiarse de aquello que lee, ya sea imágenes, palabras o textos; y un sujeto que enseña. Este último debe ser capaz de proponer desafíos que promuevan la reflexión y la sistematización de saberes y que logre, a su vez, mayor grado de autonomía en la realización de tareas de lectura y escritura por parte de los alumnos.

Como docentes vamos realizando elecciones didácticas que definen una posición a cerca de lo que la enseñanza y el aprendizaje son para nosotros. Constantemente nos encontramos en la búsqueda de alternativas que permitan la construcción de nuevas prácticas para abordar la enseñanza de la alfabetización inicial.

Es imprescindible, entonces, organizar el aula como un espacio de interacción entre la nueva experiencia escolar y las experiencias sociales previas, donde, además, se respete, conozca, valore y acepte la lengua de los niños y su cultura.

La alfabetización inicial del alumno implica enseñarle a leer y escribir. Y a su vez, estar alfabetizado, es cumplir con dos objetivos fundamentales: la finalidad de la lectura y el texto. Comienza en el Nivel Inicial con niños de 4 y 5 años y continúa hasta la edad de los 8 y 9, pero ya en otro nivel educativo, en el Nivel Primario.

Abordar la enseñanza de la alfabetización inicial con el trabajo conjunto del Nivel Inicial y Nivel Primario permitirá fortalecer los vínculos entre los niveles, organizar y potenciar los diferentes recursos, consolidando e inaugurando trabajos de enseñanza compartidos. La articulación pondrá en diálogo lo curricular en tanto propósitos de cada Nivel, las prácticas docentes, la organización del trabajo escolar y los modos de enseñar, de aprender y de evaluar tanto las actividades de los docentes y los aprendices como también la los estudiantes entre sí.

Es fundamental que se comprenda cómo funciona el sistema alfabético, es decir, deben aprender las reglas de correspondencia grafema-fonema, por lo que es imprescindible que pueda analizar la estructura sonora de la lengua, conocer las características del sistema de la lengua escrita alfabética, sus componentes, su principio de funcionamiento, su ortografía y demás convenciones de manera que permita controlar la calidad de las propias lecturas y escrituras, corrigiéndolas si hace falta.

Una propuesta interesante para comprender algunas funciones de la lectura desde la participación es analizar el sistema de escritura a partir de aquello que conocen muy bien: la utilización de las “rondas”.  Tomar como punto de partida las canciones que utilizaban en el jardín, aquellas que conocen de memoria, permitirá trabajar con “juegos del lenguaje”, provocar el disfrute de la lectura, la imaginación, animándose a crear y a descubrir lo que son capaces de lograr.

La escritura asidua de textos, por medio de la colaboración de los alumnos con el docente, en condiciones que permitan discutir y consensuar el propósito, idear y redactar el texto conjuntamente con él -dictándole el texto completo o realizando una escritura compartida-, releer el borrador del texto con el maestro y reformularlo conjuntamente a partir de sus orientaciones, permitirá producir mensajes legibles y lecturables usando la lengua escrita. Así se obtendrá la confianza en sus posibilidades de expresión escrita.

Trabajar con la necesidad de escribir esas canciones que han pronunciado durante su paso por el Nivel Inicial, a través de las repeticiones, las rimas y palabras ya conocidas por ellos, conseguirá que, a partir de hacer asociaciones, desde la observación y la comparación comiencen a leer y escribir promoviendo el respeto y el interés por las producciones orales y escritas de otros, porque jugando con las palabras, los sentidos y los sonidos, aprendemos.

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Stella Maris Scornavache

Stella Maris Scornavache es Profesora en E.G.B. 1 y 2 desde hace diecisiete años. Licenciada en Educación. Especialista docente de nivel superior en alfabetización inicial. Diplomada en Gestión de la enseñanza y el aprendizaje y en Educación Sexual integral.

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