Niños: ¿quién los escucha?
La ausencia de la voz de los alumnos en el debate por la educación

“Artículo 12 – 1. Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones de formarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones del niño, en función de la edad y madurez del niño.
Unicef. (2006). Convención sobre los Derechos del Niño
¿Dónde están los niños? ¿quién los está escuchando? ¿alguien los está dejando hablar? Por más que actualmente existan múltiples debates sobre la educación, poniendo el foco principalmente en la controversia de la presencialidad, no se está dando lugar a la voz más importante a tener en cuenta: la de los alumnos. Lo que a ellos les sucede, lo que ellos quieren, y lo que necesitan, está siendo determinado por los adultos, dejando al margen su opinión, y haciendo oídos sordos a su voz.
Movilizado por las últimas decisiones del Estado en cuanto al cierre de las escuelas en distintas regiones del país, y el gran impacto social que esto generó, me encontré investigando sobre las voces que se levantaron a modo de protesta. También surgió en mí cierto interés por conocer quienes habían participado en la toma de esta decisión. Leí algunos diarios, donde me encontré con diferentes grupos de padres unidos exigiendo que se mantenga la presencialidad. Armaron entidades, hicieron protestas frente a la quinta presidencial, e incluso hubo “abrazos simbólicos” en escuelas. Por otro lado, leí las razones por las que las autoridades tomaron esta decisión, y los motivos de algunas familias y docentes que la apoyaron. Estos revuelos, si bien tienen un punto de origen tan negativo como una pandemia y la pérdida de calidad en el aprendizaje de los niños, me generaron, en algún punto, cierta conmoción. El hecho de que se esté hablando de educación en los noticieros, que haya una toma de acción por parte de la sociedad civil, y que surjan debates que tienen como fin último encontrar lo mejor para la educación, son cuestiones positivas. Lejos estoy de querer romantizar los hechos que nos vemos obligados a enfrentar como país, pero me resulta necesario intentar encontrar algo positivo.
Del mismo modo que me encontré con sentimientos positivos, también se despertó en mí cierta sensación de ausencia; algo faltaba. Comencé a repasar lo que había visto, las bifurcaciones y enfrentamientos entre los partidos políticos y las diversas opiniones. Realizando este análisis más riguroso fue que noté la ausencia de la voz de los alumnos en el debate por la educación. Por más que logré dar con algunas representaciones de la opinión de los niños, como una carta, o imágenes y videos de familias con sus hijos en las escuelas, no creo que podamos llamar a esto “la voz de los alumnos”.
Es aquí donde encuentro el gran problema, ya que escuchar su verdadera voz es algo que no hacemos, considerándola e involucrándonos, haciéndonos cargo de lo que expresan. Pretendo que se tenga en cuenta esta problemática, y considerar quiénes somos los actores que debemos ocuparnos de escuchar a los niños. Es nuestra obligación como adultos, como docentes, y para quienes lo son, como padres, comenzar a oír a nuestros niños. Una escucha sincera de un discurso genuino, no escuchar lo que queremos de lo que les hacemos decir. Esta falencia por parte de los agentes de la educación -docentes, directivos, investigadores, ministros, etc.- es algo que viene sucediendo a lo largo de los años. A mi entender, esto se visibiliza en diversos escenarios, como el gran desafío de encontrar espacios donde se parta de las voces de los alumnos y sus puntos de vista sobre diversas cuestiones que los afectan de manera directa. De esta manera, no estamos tratando un problema que surge en este momento específico de tensión y debate, sino que es una cuestión que se visibiliza e intensifica en este contexto.
Una propuesta, a mi entender, interesante y concreta, es el documento presentado por UNICEF, junto al Colectivo de Derechos de Infancias y Adolescencias de Argentina, en el año 2020 titulado “Las voces de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en contextos de pobreza y de movilidad humana”. A través de diversos métodos como talleres, entrevistas y encuestas, lograron escuchar a más de 500 niñas, niños, adolescentes y jóvenes de 4 a 25 años en contextos de pobreza, con el fin de “conocer y visibilizar cómo están viviendo” “esta situación sin precedentes [la pandemia] a la vez que construir junto a ellos y ellas recomendaciones para la implementación de políticas públicas que garanticen, en este contexto, el acceso a sus derechos”. Cabe destacar la participación de los alumnos en el documento. Otra práctica que vale la pena mencionar, es el modelo educativo y pedagógico “Horizonte 2020”. En este proyecto, se alteraron los horarios tradicionales de clase para dar mayor lugar al desarrollo del proyecto vital de los alumnos. Dentro de esta nueva distribución, se le dedica tiempo al principio y al final de cada día a escucharlos. Más específicamente, “Se trataba de reunir a los sesenta alumnos en las gradas del aula y compartir tanto el estado de ánimo con el que llegaban como presentar las tareas de la jornada, en el caso del inicio del día, y también compartir su desarrollo y cómo habían vivido los procesos y experiencias de aprendizaje, en el caso del final del día” (Menéndez, 2020). Con algo tan sencillo, pero no fácil, como dedicar algo de tiempo al diálogo y la escucha, se obtuvieron resultados positivos en cuanto a la actitud de los alumnos y su interés en la escuela: “Algunos profesores observaron que una gran mayoría de alumnos tenía una mejor predisposición para acudir el lunes a la escuela de la que tenían con el modelo tradicional anterior” (Menéndez, 2020).
Confío en que se abrirán nuevos espacios para trabajar esta temática, y quisiera contribuir a que esto suceda. Por mi parte, guardo algo de esperanza en que el efecto de mis palabras sea convocar a sus lectores a la reflexión; pero más esperanza tengo aún de que la reflexión de los lectores tenga como consecuencia la evocación de la voz de los niños. Por último, creo pertinente retomar a Magdalena Fernandez Lemos (La Nación, 26 de abril de 2021), directora ejecutiva de ‘Enseñá por Argentina’, quien sostiene que “los estudiantes deben estar siempre en el centro de todas las acciones. Solo hay lugar para una tribuna, y es aquella desde la cual se puedan escuchar sus voces alto y claro”.