Educación

Pilares que sustentan la Tutoría y Orientación Educativa

El currículo, el Desarrollo Humano y la Relación Tutor-Estudiante

La Tutoría y Orientación Educativa en las escuelas demandan, para su implementación, del compromiso y el aporte de todos los actores de la comunidad escolar: docentes, equipo de conducción, familias, personal administrativo y los propios alumnos.

Lo ideal, por su importancia, es que dentro del horario semanal de clases se destine una hora (por lo menos) dentro de las horas obligatorias, que se suma al trabajo tutorial que se da de manera permanente y transversal. Resulta claro que la tutoría no se limita al desarrollo de la Hora de Tutoría, ni a la labor de los tutores formales, puesto que la orientación es inherente a todo el proceso formativo. La acción tutorial, en sus dos modalidades: grupal e individual, descansa en tres pilares: El currículo, el Desarrollo Humano y la Relación Tutor-Estudiante. Éstos sostienen la perspectiva de la Tutoria y la Orientación Educativa en las instituciones escolares.

El currículo, comprende el conjunto de las intencionalidades educativas y exhibe los aprendizajes que se consideran fundamentales que los estudiantes deben desarrollar en cada año de su trayectoria escolar. La función tutorial es inherente al currículo, no sólo forma parte de él, sino que asume sus propuestas e intenciones. Es importante aclarar que esto no significa que la tutoría sea un área-espacio curricular. El currículo no se agota en las áreas curriculares, del mismo modo que la tutoría es más amplia que la Hora de Tutoría. La labor tutorial se prolonga y consolida en la interacción constante que se produce entre los diversos miembros de la comunidad educativa y los estudiantes, en diferentes circunstancias y momentos educativos. 

El Desarrollo Humano, supone tener en cuenta que la tutoría se realiza en la perspectiva de éste, para lo cual es bueno precisar que éste refiere al proceso de desarrollo que las personas atraviesan desde la concepción hasta la muerte, caracterizado por una serie de cambios cualitativos y cuantitativos. Estos cambios, que modifican y afectan diferentes dimensiones de la persona, se ordenan, responden a ciertos patrones y se dirigen rumbo a una nueva complejidad, que se construirá y asentará sobre los avances previos. Implica un continuo proceso de interacción y construcción recíproca entre la persona y su ambiente-contexto, donde se producirán una serie de oportunidades y riesgos, por lo que puede tomar diferentes direcciones. Y es justamente esta complejidad del desarrollo la que plantea la necesidad de acompañar a los estudiantes en el proceso formativo escolar, para potenciar su desarrollo y avances previniendo dificultades. Borders, L.D. y  Drury, S.M. en su trabajo, “Comprehensive school counseling programs: A review for policymakers and practitioners”, de 1992, expusieron que la efectividad de la orientación y tutoría está basada en las teorías de la psicología del desarrollo humano. Y esto constituye un referente para contribuir, desde la educación,para promoverlo

Por último, la Relación Tutor-Estudiante, implica un componente primordial en el proceso de desarrollo, pues en el proceso de la vida, las relaciones que se establecen entre las personas son fundamentales. Gracias a la relación e interacción con los “otros” es que llegamos a ser “nosotros mismos”. En este sentido, nuestros estudiantes requieren de adultos que los acompañen y orienten para favorecer su desarrollo óptimo. Por ello, la tutoría se realiza en gran medida sobre la base de la relación que se establece entre la o el tutor y sus estudiantes. El aspecto relacional es, por excelencia, el que le otorga su cualidad formativa. Para muchos estudiantes, vivir en la escuela relaciones interpersonales en las que exista confianza, diálogo, afecto y respeto, en las que sientan que son aceptados y pueden expresarse, sincera y libremente, será una contribución decisiva que obtendrán de sus tutores y tutoras, quienes a su vez se enriquecerán también en dicho proceso. Este aspecto enlaza la tutoría con la convivencia escolar, que consiste precisamente en el establecimiento de formas democráticas de relación en la comunidad educativa, para que la vida social de las y los estudiantes se caracterice por la presencia de vínculos armónicos en los que se respeten sus derechos.

Por todo lo anterior, los tutores-orientadores ocupan un lugar primordial en la labor de promover y fortalecer una convivencia escolar saludable y democrática, a través de las relaciones que establezcan con los estudiantes, y generando un clima cálido y seguro en la escuela. 

Mg. Damián Pezzenati

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