Tecnología educativa

La Inteligencia Artificial en nuestras aulas

¿Qué hacer como educadores ante la irrupción de la IA en nuestras aulas?

En estos días estamos escuchando hablar constantemente de la IA en la educación: posteos de blog, reflexiones personales, artículos periodísticos, inicio de investigaciones al respecto, y muchos referentes de la educación (a nivel personal o institucional), ofrecen su mirada.

Como docente pienso que, al menos, tenemos tres alternativas ante está irrupción inminente de esta tecnología en nuestras aulas.

La primera es ignorarla. Se preguntarán tal vez si realmente esta es una opción. Y es muy probable que no sea la más recomendada, pero es algo que muchos educadores tienden a hacer cuando tecnologías de este tipo se presenten. Por eso en muchos lugares está aún vigente la idea de que educamos alumnos de este Siglo con recursos y metodologías del Siglo pasado. Ignorar es hacer la “vista gorda”, minimizar sus efectos, tratar de que no nos afecte y seguir con nuestra rutina sin tomar en cuenta esto nuevo que está en medio nuestro. Es como trabajar con ese incómodo elefante que todos ven pero que nadie se atreve a decir que está allí.

La segunda opción es resistirse. En esta postura no se trata de ignorar su presencia, sino más bien de tratar de erradicarla, eliminarla. Y recurrimos a la censura, a la prohibición, poniendo en relieve sólo los aspectos negativos que está nueva herramienta tecnológica trae consigo. “Atenta contra la creatividad, fomenta el fraude, propicia el nuevo colonialismo a través del trabajo esclavo…” Estos y muchos otros argumentos son los que se destacan en esta postura que tiene una base de resistencia al cambio, que incluso puede tener raíces ideológicas.

Y la tercera opción, es incorporarla. Hay un principio bíblico que cita “retened lo bueno, y desechad lo malo”. Y sin ánimos de dar un argumento desde la religión, creo que es un principio digno de tenerse en cuenta. Quizás algunas cuestiones de la IA pueden tener aspectos negativos, pero no podemos no reconocer, y aprovechar, aquellos que son positivos, y que pueden resultar útiles para nuestras prácticas áulicas vinculadas con el aprendizaje, la enseñanza y la evaluación.

En este momento no voy a detenerme a analizar cuáles son esas ventajas, pero creo que, si como educadores nos inclinamos por esta tercera opción, debemos partir por indagar al respecto, para poder reconocer qué nos sirve y qué podemos descartar. Y allí, por supuesto, está en juego nuestro pensamiento crítico, que podemos trabajarlo conjuntamente con nuestros estudiantes. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de estas herramientas? ¿Qué tipo de información procesan? ¿Qué lenguaje utilizan? ¿Cómo desarrollan sus algoritmos? ¿Quiénes son sus creadores? ¿Qué dilemas éticos o morales nos pueden generar?

Estas y muchas otras preguntas son el puntapié inicial para dar apertura a nuevos descubrimientos en torno a la misma, y nos una mala idea plantearles a las mismas aplicaciones de IA estos interrogantes para poder luego analizar sus respuestas.

Quizás haya otras alternativas ante esta irrupción tecnológica, pero en principio y desde lo que puedo aportarles, ¿con cuál de ellas se quedan?

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Víctor Daniel Vallejo

• Director Colegio Secundario N° 5168 • Tutor Virtual Programa de Formación Docente “Nuestra Escuela” • Licenciado en Gestión Educativa • Profesor en Economía • Becario Fulbright • Premio TOYP “Joven Sobresaliente de la provincia de Salta” • Miembro del Parlamento Mundial de Educación

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