Gestión

Sociedad y ambiente, ¿caras de una misma moneda?

Para el que mira sin ver, la tierra es tierra nomás

Atahualpa Yupanqui

¿Cuántas veces miramos el reloj con apuro, problematizando el momento y culpándonos por no saber administrar nuestro tiempo? ¿Cuántas veces hemos mirado el árbol y sus habitantes, con paz interior? ¿O el cielo y sus formas sin forma, junto a las aves que provocan teatros gratuitos de contemplación inigualable? 

Me hago estas preguntas y disparan múltiples respuestas, doy por sentado que sí, definitivamente yo observo la naturaleza, mientras ella me observa a mí, pero ¿se trata de observar nada más? ¿hay algo más profundo que se nos escapa al relojear nuestra corbata, cada vez más apretada? ¿a nuestro portafolio lleno de dudas y decepciones profesionales?

En estos tiempos que estamos viviendo, el tiempo pareció suspenderse en el aire, quizás como esas fotografías que uno ve colgadas en alguna casa familiar sin habitar. El tiempo ya no es tiempo, o no es como lo creíamos conocer, nos desacomodo y nos puso a prueba. En estos momentos de introspección, trabajos a distancia, llamadas telefónicas, videollamadas efímeras y noches de pensar cómo mejorar nuestras aptitudes profesionales, no nos olvidemos de como llegamos hasta acá. Porque es muy fácil culpar a un país del Oriente, es muy fácil echar las culpas a una cultura que vemos muy lejana, distante a nuestro folklore autóctono, pero retomando la pregunta inicial: Sociedad y ambiente, ¿caras de una misma moneda?

Quizás, hace rato nos volvimos devoradores de animales “exóticos” sin darnos cuenta. Quizás, hace rato estamos pensando únicamente en la sociedad y nos olvidamos de la otra mitad, la otra cara, y es que, sin ambiente no existe sociedad. 

Uno cree que la naturaleza es muy compleja y rápidamente desestimamos el intento por escucharla y comprenderla. Pero es más fácil de lo que uno piensa, todos esos átomos complejos, cadenas peptídicas, células unicelulares y pluricelulares, no son más que árboles y sus frutos, manzanas y su dulzor, carpinchos y sus crías, selvas amazónicas y su ecología. 

Mirar por la ventana, contabilizar todos esos árboles y preguntarnos: ¿cómo se llamarán? Quizás el Ceibo (árbol rioplatense, habitante de los márgenes y zonas inundables) y su flor, a la que bautizamos como “nacional” en el año 1942, tienen mucho más en común con nosotros que una Oreja de elefante (planta proveniente del continente asiático). 

 Y es que, la flora y fauna autóctona, esa que emerge de los baldíos abandonados, que germina en las riberas del Paraná y sus afluentes, las comadrejas overas que husmean entre nuestra basura, los zorzales que cantan durante el alba o las mariposas monarca y espejitos que liban nuestros jardines, merecen la misma importancia que nuestros horarios laborales, nuestro cumplimiento institucional, nuestra buena predisposición hacia el otro, hacia la otra.

Por eso, hoy los invito a reflexionar un poco sobre nuestro ambiente y a tomar cartas sobre el asunto. Hay diversas formas de aprovechar el tiempo en cuarentena y a su vez, ser funcionales tanto en nuestro trabajo como en la naturaleza. 

Si tenemos jardines amplios podemos diagramar que árboles plantar, algunos de ellos son: Tala, Ceibo, Anacahuita, Guarán amarillo, Tarumá (o espina de bañado), Azotacaballo, Canelón, Chal-Chal, Laurel criollo, Cina Cina, Espinillo, Algarrobo¸ Chañar, entre otros.

Si contamos con un jardín más pequeño y modesto, algunas especies herbáceas y arbustivas como: Barba de chivo, Cedrón de monté, Malvavisco, Flor de seda, Lantana, Ñapinday, Pavonia hastata, Pavonia sepium, Chilca de olor, Sen del campo, Asclepias entre otras.

Todas estas plantas nombradas cumplen funciones muy importantes, entre ellas podemos observar su gran interacción con la fauna. Aunque creamos que en nuestro jardín no habitan muchas especies animales, si las hay, por ejemplo, las mariposas (espejito, monarca, cuatro ojos, pava real, limonera, zafiro del talar, etc.) necesitan de ciertas especies vegetales nativas de manera obligatoria para poder depositar sus huevos y que las orugas se alimenten de sus hojas (¡no van a matar tu planta! las orugas necesitan de ellas para poder transformarse en eso que tanto nos gusta ver volar). 

Las aves (zorzales, hornero, calandria, benteveo, jilguero, ratonera/ratona, fueguero, brasita de fuego, etc.) se alimentan de los frutos de muchos de los árboles detallados anteriormente y necesitan de sus ramas y cortezas para poder anidar y seguir trayendo vida, es decir, son relaciones que se benefician mutuamente. Gracias a la diseminación de las aves al consumir sus frutos, las semillas llegan a la tierra para poder germinar y continuar el ciclo. 

Las abejas, abejorros y avispas, (encargadas de polinizar a la mayoría de las flores y por consecuencia, permitir la reproducción de las plantas) necesitan de flores vistosas y melíferas, todas las plantas nativas cumplen con estas cualidades, para ello vienen evolucionado durante miles de años en un mismo ecosistema, equilibrado y sano. 

¡Las plantas nativas generan ventajas! al haber evolucionado en este ambiente, se encuentran regularizadas por el régimen hídrico de la región, por lo tanto, son plantas fáciles de cultivar y con bajos mantenimientos, resistentes a las plagas y muchas de ellas, ornamentales.

Y mientras esperamos para poder ir a conseguir nuestras plantas autóctonas en algún vivero o cosechar las semillas en algún pedacito de verde cercano a nuestro hogar, ¿qué podemos hacer? Bueno, una tarea sería aprendernos estos nombres para poder buscar más información sobre ellas y sus interacciones. Observar que animales se acercan a nuestro jardín, balcón, reja o lo que fuese, el por qué de su llegada, su nombre, sus colores, como cambia el comportamiento según las condiciones climáticas y la hora del día. Invitar a nuestros alumnos, docentes, personal en general a esta misma actividad y disfrutar en soledad o en familia, de estos hermosos y gratificantes momentos. Aprendamos a mirar observando, la tierra en su totalidad. 

Muchas gracias por leer hasta el final. 

Federico Berrade. Técnico en conservación.

Contacto: fedeberrade@hotmail.com / IG: @fefeviajero

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