Desafíos pedagógicos: enseñar y aprender en tiempos de crisis
Ante la llegada de la crisis sanitaria que venimos transitando desde el año 2020, el sistema educativo ha vivido y transita aún por momentos complejos y de incertidumbre.
Desde un primer momento cuando se declaró el Aislamiento social preventivo obligatorio (ASPO) a nivel nacional, la escuela de manera repentina tuvo que “mudar” a los hogares.
A partir de ese entonces, las familias con cierto desconcierto, tuvieron que “rearmarse y oficiar”, las que pudieron, de maestros y profesores. De este modo debieron acompañar a sus hijos en la realización de las propuestas pedagógicas enviadas a través de distintos dispositivos por los/as docentes de las instituciones.
La pregunta es ¿es posible seguir enseñando en tiempos de pandemia?
Se hace necesario remarcar que esta situación no sólo la vivieron las familias, sino que la escuela como responsable de garantizar el derecho a la educación y los aprendizajes de los/as estudiantes, también tuvo que reinventar sus prácticas pedagógicas para que la educación a distancia sea posible en contextos de crisis sanitaria, social y emocional.
Las instituciones educativas, los Equipos directivos y sus docentes con gran profesionalismo, desplegaron una amplia gama de estrategias pedagógico didácticas basadas en consensos y en orientaciones que llegaban desde el Consejo Federal de educación y las jefaturas distritales a cada región del país, unificando así criterios en las decisiones tomadas y acciones realizadas en cada institución de acuerdo a su realidad.
De esta manera fue posible llevar adelante y sostener la continuidad pedagógica de los/as estudiantes, manteniendo el vínculo con los/as jóvenes a través de las propuestas pedagógicas que no solo tenían un fin didáctico, sino que eran y son de gran valor ya que a través de las mismas se puede acompañar a los alumnos/as en sus trayectorias escolares y sostener el vínculo emocional con ellos teniendo en cuenta las formas de educación, presenciales, semipresenciales o combinadas.
Por eso es muy importante que las propuestas pedagógicas sean pensadas para que no solamente resulten entretenidas sino también significativas, es decir que a través de éstas el estudiante pueda ejercer su derecho a aprender con calidad y que fortalezca su rol de alumno/o activo. Que dichas actividades propongan desafíos constantes que obliguen al estudiante a involucrarse, a ser curioso, pensar y reflexionar en torno a la realidad y de lo que pasa en la actualidad. También que tengan una continuidad a través del tiempo y en lo posible que sean interdisciplinarias, con una mirada integral del conocimiento. Aprovechar los recursos que brindan las nuevas tecnologías de la información y la comunicación es una buena oportunidad para abordar la alfabetización digital así como tener en cuenta los saberes digitales de los/as estudiantes. La escuela debe repensar sus prácticas de enseñanza de manera colectiva e implementar modos de hacer inclusivos para atender a la heterogeneidad que la pandemia sacó a la luz e hizo más visibles, pensar experiencias emocionales para sus estudiantes y familias, propuestas que involucren también a las familias, prácticas de enseñanza relevantes y transformadoras.
Las crisis dejan estragos, pero también son una oportunidad para interpelar los modos del hacer de las escuelas, esos modos tradicionales y obsoletos que hay que dejar a un lado para poder así renovar la escuela. Es necesario seguir interpelando las escuelas y encontrando los modos de superar los obstáculos y mostrar que todos/as pueden aprender , sólo hay que encontrar la manera de hacer que las cosas sucedan.
Clarisa R. Gavazza
Prof. de Lengua y Literatura.
Lic. en Educación Secundaria
Imagen de portada: foto por Kelly Sikkema en Unsplash